Por el todo sabiondo internet y sus redes se puede encontrar artículos que dicen cómo enseñar a comer a los niños que son malos comedores. Hay trucos y truquillos que están organizados en una lista de simples pasos que se supone hará comer a tus hijos hoy mismo. No sé si alguien los ha probado y no sé si les ha funcionado, pero algo me dice que poner al niño frente a una lista de trucos no le dará más alegría a la hora de masticar un brócoli.
Por cierto, ¿os habéis fijado que las fotos de los niños malos comedores están haciendo muecas delante de platos que ni yo me los comería? Supongo que es solo para enseñar la «asquerosa» verdura, porque no me imagino a nadie sirviendo esto a un niño y aún esperando que se lo coma.
Justo de la presentación me gustaría hablar. Es importante cómo servimos la comida a los niños. Pero también es importante cómo servimos la comida a nosotros mismos. Comemos con los ojos, nos guste o no. Un pastel en un escaparate nos atraerá la atención, pero un desastre mal presentado no se le ocurriría a nadie comer con apetito (aunque puede estar muy rico).
No prestamos tanta atención a la apariencia como a la calidad de lo que está en el plato. Pero no se debería descuidar este punto. Los niños ven todo a través del juego, de los colores, de lo divertido que es. Nosotros vemos una ensalada y pensamos en lo buena que es para nuestra salud, no en qué bien presentada nos la hemos servido, qué finito hemos cortado la lechuga… El niño lo ve un poco diferente. Y mientras le dura la etapa de ver el mundo de este modo, es un punto que no se debería descuidar, y no tiene nada que ver con engañarles o enseñar mal.
Es bueno tener la vajilla para los más pequeños (a prueba de golpes). Puede ser de colores. La de dibujos distrae la atención. Debe de ser pequeña. El estómago de nuestros hijos es mucho más pequeño que nos parece. Mejor que repitan antes que ver al niño agobiado ante una pirámide de Keops de puré de patata.
Las ensaladas las sirvo a lo super moderno, desestructuradas. Es mejor que el niño vea qué se le ha servido que luego al morder se encuentre con algo desconocido/desagradable a su paladar y lo escupa. Entonces se acabó la ensalada por hoy y nadie le convence de que ya no hay más trozos de estos.
De hecho, es bueno «anunciar» el menú de hoy. «Hoy he hecho unas espinacas con una salsita que me ha salido riquísima. Le he añadido esta vez una pizca de nuez moscada. ¿Quieres ver cómo huele la nuez moscada? Te voy a poner un poco más de pan para mojar la salsita que de verdad de verdad me ha salido estupenda. Bueno, ahora también la pruebas y me dices a ver qué te parece». :)) Sí, me enredo tanto y mucho más … :))
En internet se puede ver unas auténticas obras de arte para atraer la atención de los pequeños. Tampoco hay que pasarse tanto, diría yo. La comida de cada día no es un circo. La comida tiene que ser interesante para los niños, pero mejor que mantenga su forma natural. Nosotros tenemos que crear la ILUSIÓN alrededor de la comida, no la comida tiene que ser flipante. Probad hacer la búsqueda en internet con «food for kids» – ¡alucinas!
¿Es importante cómo servir un plato al niños? Sí, que es importante. ¿Es más importante cómo servir que qué servir? En caso de los niños, ambas cosas son igual de importante. ¿La comida del niño debe ser diferente del adulto? Para nada. Pero sí que hay que tener en cuenta que un niño no va a comer chilaquiles con chili, por mucho que les gusten a los padres, que la comida especiada seguramente no le gustará tanto, que el pisto con pedazo de trozos de calabacín no le haga mucha ilusión, que algo revuelto y pegajoso y que no sé ve a simple vista que hay dentro del montoncito, tampoco abrirá el apetito. Sí que hay que tener en cuento algunos pequeños, pero bastante lógicos detallitos.
Resumiendo podemos decir que la comida de los niños debe ser CLARA para ellos. Es importante que sepan qué es lo que están comiendo y entiendan bien, y aprendan bien, cuál es el sabor de cada cosa que está comiendo.
Aquí cocina mamá 