Las tortitas que se puede.

No me gusta  ir poniendo pegatinas de «ESTÁ PROHIBIDO»  a los alimentos. No hay nada que este prohibido. Esto suena a una aviso de veneno en las setas. «Placeres prohibidos». ¿Las tortitas engordan? ¡Por supuesto! ¿Es un postre prohibido para mí? ¡Claro que sí, hombre! Sobre todo si te las preparas un día sí y otro también. ¿Son malas las tortitas si las como dos veces al año? Rotundamente no.

Cualquier cosa a la que añadimos (la palabra clave) azúcar o cualquier otro edulcorante, es un postre y no debe comerse a diario. Incluso si utilizamos harinas de moda, sustituimos el huevo, no añadimos la leche de vaca, etc. Sigue siendo un postre. Y nuestro postre de cada día es la fruta. Esto se puede repetir como el mantra y todo. O incluso no tomamos postre hoy después de la comida, y tan bien para nuestro organismo.

Aquí hay uno de estos días que he decidido preparar unas tortitas. Nada de prohibido, bien ricas. Un momento de disfrute para un día soleado (lo de soleado duró poco, por cierto, que en Navarra todo es efímero).

Tortitas de cacao.

choc vegan pancackes943
Tortitas de cacao con nata, fresas y sirope de dátiles.

Seguir leyendo «Las tortitas que se puede.»

Mermelada de fresa con pomelo. Repetimos.

Esta temporada vuelvo a repetir la mermelada riquísima y embriagadora – bailan fresa con pomelo. ¿Quién dice que a los niños no les gusta más que el dulce e hiper dulce? Poco azúcar y una destacable acidez del fantástico pomelo español, murciano, te lo entregan todo en esta mermelada. Para asegurarse que el punto de acidez no sea exagerado (para los pequeños), siempre doy a probar a mi hijo la mermelada en diferentes puntos de la elaboración. Vamos, cuando la pruebo yo, le llamo para que la pruebe él. Os aseguráis el éxito. 😉

Mermelada de fresa con pomelo.

mermelada fresa pomelo967
Mermelada de fresa con pomelo.
mermelada fresa pomelo968
Mermelada de fresa con pomelo.

Ya se ha publicado la receta aquí. Pero esta vez añadí 2 pomelos grandes. También utilicé el agar-agar en vez de gelatina. Descubrí que se trabaja mucho mejor con las algas, puesto que mantienen el espesor aunque estén fuera del frigorífico. Aconsejo vivamente pasar a utilizar el agar-agar, por tema ético y también práctico.

Enseñar las Navidades a los hijos.

Me gusta «enseñar» las cosas a mi hijo. Me siento como un hada que abre una puerta mágica, llena de cosas increíbles por descubrir. Yo sólo abro esta puerta y ayudo a creer en que la mágia existe. Dejo que el niño lo explore y fantasee solo. Le surgen cosas graciosas y absolutamente tiernas. Reflexiona medio serio sobre ellas. Y no le niego nada de lo que inventa. ¿Cómo le voy a negar algo que nadie a podido demostrar que no existe? Es muy probable que exista de verdad y esa ilusión es lo que quiero que lleve en el corazón.

P1920272
El árbol de galletas que fabricamos una tarde de diciembre.

Las Navidades están cosidas y bordadas de estos momentos y puertitas mágicas, de las personitas y personas con barbucas y sin ellas. El espíritu quiero regalar y enseñar a mi hijo. Las Navidades no son las cajas de regalos.

Son montones de galletas que hicimos juntos, son adornos que rescatamos del trastero, son sopas calientes que disfrutamos al mediodía, son juegos que hacemos mientras hace malo fuera, son muchas conversaciones que mantenemos sobre el método que utilizan los Reyes Magos para entrar a las casas, son las noches y las mañanas de nerviosismo por si han podido venir los Reyes y el Papá Noel.

El regalo sí que hace ilusión, pero esta emoción, ilusión, sobresalto previo es lo que más me conmueve. Son tan puros e ingenuos. ¿Quién querrá quitar a los niños esta ilusión y creencia en el mundo mágico?

P1920270
El árbol de galletas.

De verdad es que este diciembre hicimos muchas galletas.:)) Una pena que no tuve tiempo ni documentarlo ni prepararlo debidamente para compartir. Pero fueron tardes fantásticas después del colegio. A todos los padres os aconsejo el «momento galleta». :)) Repartiendo el amor y la mágia, empezamos la andada de este nuevo año.

P1920274
El árbol de galletas.

 

Reflexión sobre los excesos navideños.

Tan felices como temibles son las fiestas navideñas. Mucha felicidad para los nenes y total estrés para los papis, quienes ya están mentalmente preparados para desembolsar el salario y dos pagas extra en los regalos para el chiquitín, para abonar la cuenta en la cena de empresa, para hincharse de calorías y no poder respirar hasta los Reyes. Pero, gracias a Dios y a los Reyes, las fiestas se celebran en invierno cuando solemos llevar mucha ropa encima y que nos hace muy buen trabajo escondiéndonos todos estos nutrientes y vitaminas que hemos engullido sentados en las mesas adornadas con guirnaldas. Hasta el verano todavía queda mucho tiempo y la presión de los tirantes de biquini todavía no se nota en nuestras carnes. Seguimos comiendo… 🙂 

characters_feature3

Se dice que los adultos pierden la ilusión conforme van creciendo. Pues yo diría que no.

Cada Navidades todos los adultos con todas sus fuerzas se aferran a esta magia navideña en forma de una barriga elástica. Creen firmemente en que sólo por estas fechas sus estómagos se convierten en flexibles, ajustables al tamaño de medio gorrín metido de un bocado. ¿Y no me digáis que esto no es pura magia?

Mientras nosotros nos lo pasamos pipa de cena en cena, nuestro estómago está allí pedaleando medio sopa, porque llegamos al postre ya de madrugada. Este chiquitín allí que sufre procesando cada nueva partida de comida, cuando las hormonas le están intentando inducir el sueño, siguiendo el funcionamiento normal del organismo: en vigilia de día, en reposo de noche. El hígado está ya negro de tanta grasa y la duchita de la nueva dosis de alcohol le sienta de puto culo. El enanito del estomago todavía está allí separando tanta mescolanza de productos, intentando sacar algo bueno, alguna vitaminita para el extra flexible organismo, pero el enanito del hígado ya está para morirse.

Menos mal que tenemos tantas cosas para comer estas navidades, si no, no entraríamos de buen pie al año siguiente. Hay que hacer ver a este perro chino que venimos rollizos, contentos, felices. Pasaron tiempos cuando el cardo era el plato festivo. El único plato de verdura ya se pone sólo por la tradición, como al abuelo presidiendo la mesa. Aunque, después de foies, patés, canapés  de entrante, el plato de cardo ya no espera aportar nada bueno a nuestro nuevo año.

La magia navideña existe. Yo ya me estoy estirando mi nuevo barrigón, mis pastillitas que ayudarán a los enanitos a no morirse del todo, mi activia que repoblará el desolador desierto de mis tripillas, mi espidifen para el dolor de cabeza, que está embobado de los vapores etílicos, mi indiferencia para cuando mis hijos me vean hecho un asco y quizá vomitando. La fiestuqui ha sido guapa, la comida muy buena( creo recordar algo), cierro el ciclo con una buena corona de roscón para mi solo (que estaban de oferta) y ya podemos relajarnos y empezar este buen y nuevo año.

¡Feliz Navidad a todos!

elige20comer20sano20estas20navidade

Hablemos del real food.

Para todas las mamás que se agobian pensando en las maravillas y acrobacias que elaboran cada día otras mamás, que son blogueras-cocineras, tengo una palabra – relax. Este mundo ilusorio dentro de mi pantalla del ordenador parece que nunca alcanzaré, nunca seré tan buena, nunca estaré tan organizada, nunca me saldrán los macarons tan perfectos…

¡Dejad de mirar los blogs de cocina chulísimas y guapísimas y a las supuestas mamás perfectas!

una20mamaacute20real20necesita20saber20cocinar20cosas20sanas20y20raacutepidas

Seguir leyendo «Hablemos del real food.»